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OCHO HILOS, NUESTRA PUERTA DE SALIDA AL MUNDO

El brote del nuevo coronavirus (SARS-CoV-2) cambió la manera en la que desarrollamos nuestra vida. Muy seguramente, una vez el mundo logre superar la propagación, las cosas no serán iguales.

Hasta hace poco más de tres semanas podíamos interactuar libremente con nuestros familiares y amigos, transitar sin restricción a los lugares de empleo o estudio, hasta poder disfrutar de un concierto o un partido de fútbol. Ahora nuestra única ventana de conexión al mundo se redujo a un conducto de ocho hilos de cobre unido por un conector plástico, independientemente de si la conexión se realiza mediante sistemas inalámbricos como el Wi-Fi, estos hilos son las autopistas que se han convertido en nuestra ventana de comunicación con el exterior.


Ahora nuestra única ventana de conexión al mundo se redujo a un conducto de ocho hilos de cobre unido por un conector plástico, independientemente de si la conexión se realiza mediante sistemas inalámbricos como el Wi-Fi, estos hilos son las autopistas que se han convertido en nuestra ventana de comunicación con el exterior.

El confinamiento obligatorio supuso, según cifras del New York Times, un cambio radical en la manera de desarrollar la cotidianidad para más de cinco mil millones de personas alrededor del mundo. El trabajo, el estudio, la salud, la banca y los súpermercados migraron a formas digitales de manera inimaginable en tan solo unas pocas semanas y ahora, más que nunca, adquieren plena vigencia los memes que circularon en redes sociales hace un tiempo acerca de “esa reunión pudo ser una video llamada”.



Fuente: Creative Commons, 2016.

Los gobiernos han tomado medidas radicales necesarias para la contención del brote del nuevo coronavirus, teniendo como bandera el derecho a la salud al ser una aspiración colectiva del conglomerado social. Muchas de estas medidas han sido especialmente negativas para millones de personas alrededor del mundo y muchos anhelan el momento en el que los gobiernos nacionales levanten las restricciones y todo vuelva a la normalidad. Lo cierto es que pensar de esta manera es una quimera por dos razones: la primera, el nuevo coronavirus junto con su consecuencial enfermedad (Covid-19) vino para quedarse, al igual que muchas otras en la historia como el ébola, la gripe aviar, la viruela y el VIH; la segunda, el impacto de la pandemia va a cambiar de manera permanente muchos de los hábitos que teníamos.

La historia una vez más da visos de etapas cíclicas, pues hace poco más de 100 años estábamos viviendo una pandemia mundial por cuenta de la mal llamada Gripe Española que dejó más de veinticinco millones de víctimas alrededor del mundo, cifra mayor a las muertes por cuenta de la primera guerra mundial.


La historia una vez más da visos de etapas cíclicas, pues hace poco más de 100 años estábamos viviendo una pandemia mundial por cuenta de la mal llamada Gripe Española que dejó más de veinticinco millones de víctimas alrededor del mundo.

La pandemia de 1918 trajo consigo grandes cambios para la humanidad, muchos de ellos forman parte de nuestra cotidianidad, como la creación de los sistemas sanitarios a gran escala, el surgimiento de la salud pública como disciplina y ámbito de acción estatal, el fortalecimiento del Estado paternalista, la aparición de grandes emporios comerciales, el debilitamiento del poder colonial europeo en algunas zonas del África Subsahariana y la India –debido al pésimo manejo de la pandemia- y la incursión de la mujer en el ámbito laboral.

Llevar una vida como lo hacíamos hace un año, e incluso, a principios de enero de 2020 va a ser difícil. Las medidas adoptadas nos llevaron a digitalizar aspectos esenciales de nuestra vida, por lo cual un cambio que llegó para quedarse es la mayor dependencia hacia la conectividad y las tecnologías: el trabajo, el estudio, las reuniones a través de plataformas de teleconferencia dieron un vuelco a nuestra existencia que no va a cambiar en el largo plazo.

La digitalización de las actividades cotidianas traerá consigo la desaparición de nuestro vocabulario cotidiano de expresiones como la “hora pico”. Si las personas desarrollan cada vez más desde casa las actividades que implican un desplazamiento en el transporte púbico o vehículo particular la disminución del tráfico será abismal, al punto que las horas “pico” o “punta” desaparecerán progresivamente. Según cifras de la BBC de Londres, en los primeros días del confinamiento el tráfico disminuyó en un 45% en las grandes urbes del mundo como Ciudad de México, Bruselas, Nueva York y San Pablo.

La educación sin duda no será la misma por cuenta de la digitalización obligatoria a la que se ha visto sometida por la pandemia, pues este es uno de los sectores que en tiempos de normalidad transitaba con lentitud a los canales digitales. Ahora para su subsistencia es imprescindible una plataforma educativa de interacción entre docentes y estudiantes para complementar el proceso educativo. La educación tendrá que reinventarse desde la metodología on line si desea captar la atención de generaciones jóvenes que cada vez menos quiere pasar tiempo en clases magistrales.

Las artes escénicas, la comedia y el teatro también sufrirán cambios radicales. En este punto es posible encontrar opiniones divididas. Por un lado, hay quienes creen que después de terminado el aislamiento social obligatorio este sector se va a potencializar, pues las actividades de ocio que ofrece este arte es disfrutado en mayor medida por el público en vivo y en directo. Por otro lado, existen voces que claman su adaptación a los canales digitales; ya en la cuarentena diversos artistas ofrecieron shows mediante las redes sociales, obras completas se trasmitieron a través de los live de Facebook e Instagram, por lo tanto, una buena parte de la población preferirá los canales digitales para unirse a una de estas formas de arte.

Todas las variables de cambio analizadas están atravesadas por un elemento común: digitalización. El nuevo coronavirus obligó a repensar muchas de las maneras en las cuales los seres humanos estábamos llevando a cabo nuestra vida. Seguramente los cambios serán mayores a los elementos enunciados, tendremos que adaptarnos a vivir con controles de temperatura corporal en conciertos y partidos de fútbol, con total seguridad la próxima cita mundialista de 2022 estará atravesada por estos controles, además de los de seguridad.


Todas las variables de cambio analizadas están atravesadas por un elemento común: digitalización. El nuevo coronavirus obligó a repensar muchas de las maneras en las cuales los seres humanos estábamos llevando a cabo nuestra vida.

Solamente sobre un punto si existe certeza, y es que los ocho hilos con los que comenzó este artículo dominarán aún más nuestra forma de vivir para siempre.


David Rojas - Bogotá

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