Por estos días nos encontramos en un vaivén, en un ir y venir. Ante un repentina inestabilidad que nos ha tomado a todos por sorpresa, parece poco significativo lo que podamos llegar a hacer. La pandemia que se ha desatado hace algunos meses nos ha robado quizá cosas importantes de nuestro día a día, de nuestra cotidianiedad y rutinas, pero sin duda, nos ha devuelto el sentimiento de ser más humanos, de ver la vida lentamente, de tomarla con paciencia, con calma y apreciar la vida familiar, algo que habíamos perdido.
En este contexto, vale la pena traer a colación algo que señaló alguna vez el filósofo alemán Arthur Schopenhauer, “Pocas veces pensamos en lo que tenemos; pero siempre en lo que nos falta”.
En este contexto, vale la pena traer a colación algo que señaló alguna vez el filósofo alemán Arthur Schopenhauer, “Pocas veces pensamos en lo que tenemos; pero siempre en lo que nos falta”.
Fuente propia
Con toda la situación y el confinamiento colectivo que vivimos, no es para menos que todos estemos en un estado de colapso y en muchos casos nuestra forma de actuar no es la mejor. Sí, nos sentimos bajo presión ante situaciones múltiples que nos han “volado la cabeza”, estamos en una crisis que aún no para, y dados los pronósticos, falta buen tiempo para que se supere. Hay que entender que el mundo entero está bajo una encrucijada colectiva, de la cual, lo único que nos salva es pensar como sociedad.
Algo que debemos compartir por estos días, es tener conciencia, no sobrepasar los límites que nos causan ansiedad, depresión y frustración. Ciertamente no estamos acostumbrados a que nos encierren por meses, no obstante, si algo que nos enseña todo esto es mostrarnos tal y como somos, la pandemia ha sacado a la luz nuestra esencia, nuestro lado más humano o nuestro lado más cruel, viéndose reflejados en todos los ámbitos.
Siempre ronda una pregunta, qué tan preparados estamos como personas para alguna contingencia como la que vivimos actualmente. Nuestra forma de actuar, bajo un estado de crisis y frustración debe hacernos reflexionar, no pueden seguir presentándose situaciones como personas que retornan a sus países de origen al ser intimidadas y hasta agredidas por creer que son portadoras del virus, cuerpos desolados en las calles porque no se les atreve a tocar por miedo a contagiarse, xenofobia a los ciudadanos chinos, abuso de poder por parte de la fuerza pública, entre otras situaciones.
Siempre ronda una pregunta, qué tan preparados estamos como personas para alguna contingencia como la que vivimos actualmente. Nuestra forma de actuar, bajo un estado de crisis y frustración debe hacernos reflexionar.
De todo esto, hay múltiples conclusiones que están encaminadas a pensarnos como humanos, a reconocer nuestros errores, aprender a tolerarnos en sociedad, a acompañarnos como ciudadanos del mundo que compartimos reglas y límites. Debemos comprendernos como colectividad y tomar conciencia de lo que esta ocurriendo, por ello, que vivan los tiempos difíciles, donde lo peor como individuos nos hace mejorar como sociedad.
Susana Oviedo - Medellín
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